What We Loved Was Not Enough: Efrim Menuck a través de los años

En lo etéreo y ambiguo que posee el post-rock como género -si es que es apropiado utilizar así el término-, es difícil poner en la mira a individuos específicos como estrellas, como bien se han maquilado en otras ramas y escenas del rock. Es más, hasta hace poco tiempo, seguía siendo terreno vedado para la mayoría. Aunque, si hay algún rostro que pudiera enarbolarse, es el de Efrim Menuck, quizás el protagonista más notable de este universo a veces pequeño y, en otras ocasiones, tan gigantesco. Sin tener la virtuosidad de otros músicos, la voz más pulcra o la intención de sobresalir, sus cualidades lo sitúan en el centro: sensible, lúcido e íntegro. Convencido de las ideas que rondan su mente, atendiendo las inquietudes que lo siguen, exponiendo su ser en cada detalle sonoro.
Infancia compleja. Adolescencia errabunda: drogas, inestabilidad, el frenesí de la subversión. Conciertos, punk rock. En ese socavón en el que muchos vociferaban que no había futuro, él pudo absorber ese espíritu indómito y propagarlo mucho más allá de las restricciones de un género, de la música misma. Empapándose con personas inclinadas a la misma visión hacia el arte e ideario, es que empieza a desarrollar un grupo que se ampliaría con músicos de la escena local montrealense -que iban y venían-, convirtiéndose pronto en un colectivo. El corazón que latía bajo el asfalto de la ciudad, cuya sede era el bohemio vecindario de Mile End, donde estalla la expresión artística regional. Ahí nació todo, hace veinte años.
Ya sabemos el resto, lo hemos escuchado. Los conciertos en bares pequeños, las millas recorridas en carretera, el ascenso al Olimpo de la música experimental, desavenencias con la prensa musical, la industria. Empecinada independencia, el paso decisivo de empezar a cantar en un entorno doméstico, decir abiertamente lo que sentía. Hiato. Desarrollo personal, colaboraciones. Más millas de camino. Más autonomía. La inesperada y angustiante paternidad. Catarsis. Transición. El retorno, un aliento contenido. Y seguir insistiendo.
Hay canciones particulares que dan testimonio del instante en que nacieron y tan solo se necesita unir los puntos para seguir la línea de una trayectoria, palpar los periodos. Estos temas caracterizan a diferentes Efrim, rodeado de distintas personas, en situaciones cambiantes. Nos demuestran que es posible crear algo verdadero en un medio repleto de trampas y rencores, que el poder de la música no modifica al mundo, tan sólo aspira a hacerlo en los individuos y, tal vez, con uno sea suficiente para justificar al mundo.
No se pierdan, bajo ninguna razón, la utópica primera presentación de Godspeed You! Black Emperor en nuestro país los días 13 y 14 de diciembre en la CDMX y Guadalajara, respectivamente. Todavía quedan boletos. El evento del año o, aventurándome un poco más, de la década. El sueño de muchos que finalmente se nos hará realidad.
https://open.spotify.com/playlist/7neBwOWkjgGMzvEQT3AwN8
Publicado originalmente el jueves 19 de octubre del 2017 en el otrora sitio Lados B, ahora bajo otro dominio: https://ladosbladosb.wordpress.com/2017/10/19/what-we-loved-was-not-enough-efrim-menuck-a-traves-de-los-anos/